Chamangá, el SNAP y los ganaderos en alianza para producir carne en lugares donde se cuida lo natural
Chamangá, ese inmenso mar de piedra que alberga en sus granitos antiquísimas formas de expresión artística, también puede ser un campo rentable como tal.
Y de hecho desde el propio Sistema Nacional de Areas Protegidas (SNAP) se promueve que los propietarios del campo ubicado a escasos metros del departamento de Durazno, practiquen la ganadería de forma responsable.
A tal punto que el pasado viernes se desarrolló el 1er Encuentro de Ganaderos en Áreas Protegidas del Uruguay, organizado desde el MVOTMA a través del Sistema Nacional.
La idea es que un animal criado responsablemente en la zona de Chamangá –limítrofe de los departamentos de Flores y Durazno, en la zona del paso de la Cadena- disponga de un sello certificador que valore y diferencia la carne producida en predios donde se cuida la Naturaleza.
Joaquín Lapetina, responsable de la organización de esta actividad, informó que se definen cuáles son las ventajas que existen para los ganaderos que viven y producen en Áreas Protegidas.
En ese marco se presentaron experiencias de trabajo que buscan mejorar la producción ganadera, al tiempo que prestan especial cuidado a la conservación de los recursos naturales, entre ellos, las pasturas.
Ese sello, que ya se aplica en Argentina, se constituyó en el marco de la Alianza del Pastizal. Sin embargo, también podría otorgarse a carnes producidas en predios que se encuentren fuera de las áreas protegidas, pero que lleven adelante el proceso productivo con características similares a las que se recomiendan para ellas.
ALLÍ NOMÁS...
En la zona de Chamangá conviven decenas de productores, que en mayor o menor escala de hectáreas, desarrollan sus tareas en una zona protegida. Mario Antonaccio, la Escuela N° 20, Martina Idiarte Bessonart, Flor Yiansens, Miguel Boccardi, Justo Idiarte Biña y otros, Juan y Horacio Patrón, Carlos Patrón, la sucesión de Juan Sarubbi, Francisco Laurnaga, Julio y Ramiro Iruleguy, Blanca Graniello y Hugo Etchandy suman 28 padrones con 12.660 hectáreas, donde coexisten entre animales y praderas, 38 pictografías georreferenciadas, situadas en la cuenca del arroyo Chamangá y sus afluentes.
Al momento de elegir esta zona como área protegida, se especificó la riqueza pictográfica y arqueológica sumada al ecosistema de pradera natural y bosque de ribera.
Basado en ello, se busca una ganadería sustentable y de sana convivencia con el legado de nuestros ancestros más lejanos.
Dino Capelli,
El Acontecer, 5 de diciembre de 2012
Ricardo Carrera
Blog: Http://apiculturauruguay.blogspot.com/
La abeja centinela del medio ambiente
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