Análisis científico de la Universidad de Uppsala (Suecia)
- El primer análisis global de la variación genómica de las abejas revela que estos insectos, muy importantes para el ser humano, tienen una diversidad genética sorprendente
- El estudio de su árbol evolutivo revela que su origen es Asia, y no África como se pensaba
La abeja melífera ('Apis mellifera') es de crucial importancia para la humanidad puesto que un tercio de los alimentos depende de la polinización de frutas, frutos secos y verduras por parte de las abejas y otros insectos. Por ello, grandes pérdidas de colonias de abejas en los últimos años son una causa importante de preocupación.
En concreto, las abejas se enfrentan a amenazas por lasenfermedades, el cambio climático y prácticas de gestión. Para combatir estos peligros para esta especie, es importante entender la historia evolutiva de las abejas y cómo se adaptan a los diferentes ambientes en todo el mundo.
El investigador del Departamento de Bioquímica Médica y Microbiología de la Universidad de Uppsala, Matthew Webster, detalla que han utilizado tecnología "de última generación sobre genómica" para responder a estas preguntas y han identificado altos niveles de diversidad genética en las abejas. "A diferencia de otras especies domésticas", explica, "la gestión de las abejas parece tener mayores niveles de variación genética por mezclar abejas de diferentes partes del mundo". "Los resultados también pueden indicar que los altos niveles de endogamia no son una causa principal de la pérdida global de colonias", indica Matthew Webster.
Otro resultado inesperado fue que las abejas parecen derivar de un antiguo linaje de abejas que anidan en cavidades que llegaron de Asia hace unos 300.000 años y se extendieron rápidamente a través de Europa y África, un planteamiento que está en contraste con investigaciones anteriores que sugieren que las abejas son originarias de África.
"El árbol de la evolución que se construyó a partir de secuencias del genoma no admite un origen en África, lo que nos da una nueva visión sobre cómo las abejas se extendieron y se adaptaron a los hábitats en todo el mundo", añade Matthew Webster.
Los investigadores de este nuevo trabajo sobre el genoma de las abejas también identificaron mutaciones específicas en genes importantes para la adaptación a factores como el clima y los agentes patógenos, incluidos los que participan en la morfología, el comportamiento y la inmunidad innata.
"El estudio proporciona nuevos conocimientos sobre la evolución y la adaptación genética y establece un marco para la investigación de los mecanismos biológicos que están detrás de la resistencia a enfermedades y la adaptación al clima, conocimientos que podrían ser vitales para la protección de las abejas en un mundo que cambia rápidamente", concluye Webster.
Fuente: www.elmundo.es
Para poder superar estos obstáculos geográficos en su proceso de expansión hacia nuevos territorios, se originaron tres ramas principales (ver figura 2): una de ellas está formada por los insectos que se dirige hacia el oeste (1), para superar por el norte las barreras geográficas. Las otras dos ramas rodearon los obstáculos por el sur, y cuando alcanzaron las costas del mar Mediterráneo, una se dirigió hacia Europa (2) y la otra invadió África (3).
M. C. Arias y W. S. Sheppard en el año 1996 estudian el ADNmt de 14 subespecies, encontrando 20 haplotipos diferentes. Las razas se agrupan en tres o cuatro líneas (dependiendo del procedimiento utilizado), similares a las descritas mediante el uso de técnicas morfométricas.
Los grupos propuestos por Arias y col. son los siguientes:
Grupo I o africano.
Norte: intermissa, sahariensis, sicula, iberiensis.
Sur: capensis, adansonii, scutellata, monticola.
Grupo II: lamarkii, meda.
Grupo III: mellifera.
Grupo IV: macedonica, ligustica, carnica, meda.
Para estos autores los cuatro grupos o linajes divergieron hace unos 0,67 millones de años. Buscando explicaciones coherentes con los resultados obtenidos, proponen que el alto número de subespecies encontrado en Europa, se debe probablemente al aislamiento y formación de refugios durante las glaciaciones del Pleistoceno.
Para explicar la distribución de las razas africanas recurren a los cambios climáticos y de vegetación, incluido el proceso de desertización que ha sufrido la zona norte de este continente. La existencia de relictos de A. m. sahariensis en los oasis del Sahara, y de A. m. monticola en bosques de montaña aislados, sería una evidencia de los cambios climáticos sufridos en el continente.
Estudios posteriores muestran que las líneas "A" y "M" tienen amplias divergencias, lo que indicaría un origen común bastante remoto.
Para nosotros la principal diferencia en el agrupamiento de razas respecto a los grupos propuestos por F. Ruttner, reside en la posición que ocupa A. m.iberiensis, debido a que de acuerdo con los estudios realizados con el ADNmt, nuestra raza se sitúa en la línea A o africana junto a A. m. intermissa. Recordemos que para Ruttner A. m. iberiensis se integra en la línea M o del Mediterráneo occidental.
Para la mayoría de los autores la Península Ibérica es una zona de hibridación entre las razas mellifera e intermissa, localizándose en la zona norte A. m.iberiensis "parecida" a A. m. mellifera, y en el sur A. m. iberiensis "parecida" a A. m. intermissa.
El hecho de que considerando un punto de vista "genético" la raza A. m. iberiensis sea el resultado de la unión o cruce de abejas procedentes del norte de África y de Europa no invalida su valor como raza, adaptada durante largo tiempo a las condiciones ambientales específicas y características de la Península Ibérica.
Fuente: http://www.uco.es/
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