21 Abril 2011
Fuente: http://www.elnuevodia.com
Por Camile Roldán Soto / end.croldan@elnuevodia.com
Las abejas melíferas ejercen una función vital para la supervivencia de la cadena alimentaria humana. Uno de cada tres bocados de la comida que ingerimos, incluyendo nueces, frutas y vegetales, no existiría sin ellas. Si tomas café o jugo de china. Si te gusta comer calabazas, aguacate, manzanas o si deliras por el chocolate, entre otros cientos de frutos, tu paladar se beneficia del trabajo de estos insectos que están desapareciendo misteriosamente del planeta.
Conocer acerca de este fenómeno global, conocido como el colapso de las colonias, fue suficiente para que la periodista Maryam Henein y el productor James Erskine se embarcaran en la aventura de crear el documental "Vanishing of the bees", un trabajo que expone de forma sencilla el complejo problema que está siendo investigado alrededor del mundo debido a la urgencia de hallarle explicación y solución.
La polinización, una función indispensable para la reproducción de numerosos frutos que componen nuestra dieta, depende de dos elementos principales: el viento y los insectos. Y, entre los insectos, las abejas son las polinizadoras por excelencia. Así es que no es de extrañar que su misteriosa desaparición tenga al mundo en alerta.
"Vanishing of the bees", narrado por la actriz Ellen Page, documenta el drama que viven los apicultores (criadores de abejas) estadounidenses al enfrentar
la desaparición de los insectos y su lucha por salvar sus colmenas. La actividad principal de la mayoría de estos trabajadores no es la producción de miel, sino la crianza de colmenas que transportan a través de todo Estados Unidos para polinizar cosechas comerciales. En Estados Unidos solamente, las abejas polinizan cosechas valoradas en $18 billones.
La falta de abejas implicaría la desaparición de frutas y vegetales. Tiene, por lo tanto, un impacto directo e industrias que producen alimentos derivados de estas. Häagen-Dazs ha declarado que las abejas son responsables del 40% de sus 60 sabores de helados, pues utilizan fresas, frambuesas y almendras, entre otros alimentos, que dependen directamente de la polinización.
En el caso de las almendras, ante la crisis por no contar con suficientes abejas para polinizar los cultivos, los productores lograron el visto bueno para importarlas desde Australia. Pero esta solución temporera no evita que los criadores de abejas continúen perdiendo cerca del 30 por ciento de sus colmenas.
Mientras, los investigadores intentan llegar a conclusiones. Aunque la desaparición de las abejas es un evento que ha ocurrido por épocas, en el 2006 despertó alarma en Estados Unidos luego de que los apicultores reportaron la pérdida de colonias en proporciones dramáticas.
Como característica general, las abejas desaparecen sin dejar rastro (no se encuentran sus cadáveres) y solo queda en las colmenas un puñado de abejas muy pequeñas o bebés. Una de las varías teorías en el panorama es que los insectos están siendo afectados por el virus Varroa, que se alimenta de su sangre o de hongos que dificultan su capacidad de alimentarse.
Por otro lado, se investiga el daño que pueden estar causando los pesticidas y químicos que se utilizan en las cosechas de manera sistemática y que las abejas ingieren al posarse para polinizar.
En Francia, donde el mismo fenómeno se reportó hace una década, los investigadores filmaron a las abejas en dos escenarios distintos: mientras polinizaban cosechas a las que se les habían administrado pesticidas altamente tóxicos y cosechas que no estaban contaminadas. Se observó, según se presenta en el documental, que en el primer caso los insectos se comportaban de forma errática. Mientras, al trabajar sobre las cosechas que no habían sido infectadas, se mostraban plácidas. Como resultado de observaciones como esta, el país prohibió el uso de estas sustancias.
En Estados Unidos, muchos de los criadores de abejas afectados por el colapso han concluido que el traslado de sus colmenas a plantaciones rociadas con químicos coincide con su pronta desaparición.
Sin embargo, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) aún no ha realizado estudios independientes sobre estas sustancias, sino que son las propias compañías productoras quienes se encargan de corroborar sus efectos.
Mientras tanto, el movimiento de apicultores orgánicos y holísticos busca sus propias respuestas y alternativas. Entienden, por lo general, que el colapso de las colonias es consecuencia de un conjunto de prácticas que afectan el bienestar de los insectos debido a las exigencias del mercado.
Algunas de estas son: la sustitución prematura de la abeja reina (cuya expectativa de vida es de cinco años) por una artificialmente criada y extraer miel de los panales para sustituirla por sirop de miel, lo cual equivale a alimentar a un bebé con comida chatarra, según los investigadores. El movimiento tampoco promueve trasladar las colmenas amplias distancias, como es la práctica actual.
Tras investigar ampliamente el fenómeno, los creadores del documental viajan el mundo dando a conocer la situación en las comunidades y creando conciencia sobre las acciones ciudadanas que podrían contribuir a detenerlo. Y, aunque reconocen la complejidad del fenómeno, identifican al uso sistemático de pesticidas como la raíz del problema.
Ricardo Carrera
Blog: http://apiculturauruguay.blogspot.com/
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