Apicultores lamentan falta de apoyo ante daños por la sequía.
Por Juan Samuelle Julio 5, 2015
Foto rebelArte, año 2009 Movilización de apicultores Uruguayos.
Ruben Riera, presidente de la Sociedad Apícola Uruguaya (SAU), manifestó a El Observador que la sequía instaló un escenario de fracaso "importante" para los apicultores que dependían de una cosecha de miel a fines del verano y en el otoño.
Precisó que diferente fue la situación para los apiarios ubicados en forestaciones de eucaliptos o en las praderas de lotus, donde las lluvias de enero favorecieron una buena cosecha.
Los apiarios que sufrieron el impacto de la sequía, además de las escasas reservas de alimento que pudieron acopiar para el invierno, tuvieron un mal recambio de obreras y pérdidas acentuadas de colonias, "lo que implicará un aumento de la mortandad invernal", aunque haya un correcto apoyo sanitario y nutricional.
Habrá pocas praderas, el ganado las exigirá y la abeja tendrá poca comida.
Las colmenas que trabajaron en las forestaciones del norte sufrieron despoblación e incluso mortandades masivas de colonias, en el caso de no ser movidas a otras zonas más saludables. Como es habitual, se apreciaron déficits nutricionales proteicos y sanitarios (varroa y nosema).
Señaló que el sector "está muy preocupado" porque la actual sequía pone en riesgo los cultivos que deben florecer en primavera para que las abejas se alimenten.
Se estima que ante la escasez de alimento para el ganado, las praderas serán muy castigadas y la floración será escasa.
Disconformidad
Riera expresó que la SAU presentó su disconformidad en cuanto a que en las medidas destinadas a mitigar el daño generado por la sequía en los departamentos declarados en emergencia agropecuaria no se contempló a los apicultores. "Pensamos que es por desconocimiento de que los apicultores son un eslabón fundamental en la producción agropecuaria y que este fallo se corregirá a corto plazo", destacó.
La varroa, todo un lío
Sobre otras preocupaciones, dijo que en todo el país cada vez se torna más difícil el control de la varroa. Sólo se dispone de dos acaricidas sintéticos (flumetrina y amitraz) y de los tratamientos con ácidos orgánicos y aceites esenciales. Los tratamientos cada año que pasa se tornan más indispensables y frecuentes. Sin embargo, aumentan los focos de fracaso terapéutico, sospechándose el desarrollo de resistencia.
La SAU está intentando elaborar un proyecto de soporte nutricional y un plan sanitario nacional "para el cual solicitaremos el apoyo de la Dirección General de la Granja", citó.
El partido en los mercados
El daño que genera la sequía y la problemática sanitaria se suman a que "los costos de producción son muy superiores a los de los países de la región y la miel que producimos la vendemos a valores similares que ellos", dijo.
En marzo hubo una caída abrupta y significativa del precio de la miel para exportación, "que sólo afectó a Uruguay durante unas dos semanas, pero que fue suficiente para que muchos productores tuvieran que malvender su miel", lamentó.
Se puede promediar que las mieles claras y las oscuras están entre US$ 2,70 y US$ 2,80. Los costos de producción son muy variables, dependiendo del tamaño de la empresa, distancias a los apiarios, contratación de mano de obra, inversión en nutrientes y medicamentos y otros factores.
El kilo de miel se está pagando al productor de US$ 2,70 a US$ 2,80.
El balance cada vez es más desfavorable a pesar del aumento progresivo del precio de la miel y del reciente aumento del valor del dólar; a la vez aumentan los costos de producción y desciende el promedio de miel producido por colmena, comentó.
Se estima de un 90% a un 95% de la miel producida se exporta. En la última zafra los principales compradores fueron sido Alemania y Estados Unidos.
Otro detalle a considerar es que quienes practican la transhumancia –cada vez más año a año–, la mayoría lo hace con vehículos inapropiados ya que no son aptos para los terrenos que deben transitar. "Estamos tratando desde la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola que se facilite la adquisición de vehículos 4x4 a través de la quita de la carga impositiva", dijo Riera.
Finalmente, remarcó que "no se ha concretado un sistema de habilitación de agroquímicos y de vigilancia de su venta y usos que proteja adecuadamente a las colonias de abejas, al medio ambiente y a la población asentada en zonas agrícolas y consumidores de alimentos".
Más, pero menos
A pesar de las dificultades, el Registro Nacional de Propietarios de Colmenas mostró en 2014 un aumento a 3.224 apicultores y un crecimiento en el número de colmenas, a 582.989. "Desde la SAU consideramos que esto refleja un gran esfuerzo físico y económico del sector, que no se ve reflejado en el promedio global de producción por colmena y que, a un plazo no muy lejano, se tornarán inviables los emprendimientos de un gran porcentaje de apicultores", indicó Ruben Riera.
Fuente: http://www.elobservador.com.uy/
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