A varios frentes
En el Día Mundial del Medio Ambiente, rechazo a la economía verde y a la megaminería.
Varias organizaciones se congregaron ayer de tarde en la plaza Cagancha de Montevideo. Reivindicaron el cuidado del ambiente y reclamaron el derecho de las comunidades a participar en las decisiones que involucran las actuales y futuras generaciones.
La invitación anunciaba una “Muestra de voces locales”, de experiencias en pro de “un desarrollo que respete y conserve nuestro patrimonio natural”. Los convocantes fueron el Movimiento por un Uruguay Sustentable y Voces de la Sociedad Civil rumbo a Río+20, grupo que nuclea a organizaciones que desde hace varios meses trabajan para llevar una posición a la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable, que tendrá lugar en Río de Janeiro, Brasil, del 20 al 22 de junio, 20 años después de la Cumbre para la Tierra, celebrada también en la ciudad carioca.
Los convocantes difundieron el posicionamiento de la sociedad civil de cara a la conferencia. Sostienen que es necesario “pensar un modelo de desarrollo alternativo sustentable, equitativo y solidario con las generaciones futuras”, basado en la justicia social y en la protección de los derechos humanos. Plantean que es “imprescindible” el fortalecimiento de la economía solidaria y de consumo responsable, y rechazan la propuesta de economía verde de Naciones Unidas: “Lejos de ser una alternativa, constituye una reconquista a través de la economía ortodoxa, dando continuidad y validez al sistema económico actual, que somete a la humanidad a la pobreza y agota los bienes comunes naturales”.
Varieté
Las organizaciones expusieron afiches, folletos y fotos sobre las mesas que instalaron, y un puñado de integrantes en torno a cada una de ellas ampliaba la información a los transeúntes que se acercaban. De lejos, los más llamativos eran los miembros del grupo Chonik, que en lengua charrúa significa “somos la gente”, conformado en 1998 para la “investigación, recreación y divulgación” de la cultura indígena. Llevaban plumas prendidas de vinchas, ropas típicas, lanzas e instrumentos musicales. Paula Surí Hernández, una de las integrantes, dijo a la diaria que estaban allí convocados por el medio ambiente y para ir hacia Río+20, aunque aclaró que “en realidad los pueblos originarios no tenemos que manifestar lo del medio ambiente porque ya lo tenemos incorporado”. “En la cultura indígena vivimos con la tierra, sabemos cuidarla porque es un legado ancestral”, sostuvo, y agregó que a diario ponen cuidado en su conservación.
También había representantes de la Unión de Vecinos de La Paloma, que se oponen al proyecto autorizado por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas para que la empresa Botnia extraiga, por el puerto de la localidad, 250.000 toneladas anuales de madera. Asimismo, participó el grupo Guayubira, que defiende el monte indígena y se opone a plantaciones forestales en gran escala.
Mina de controversias
Buena parte de los participantes pertenecían al Movimiento por un Uruguay Sustentable. “Existen grandes diferencias entre el folleto difundido a la sociedad y el Estudio de Impacto Ambiental que la empresa presentó a la Dirección Nacional de Medio Ambiente [Dinama]”, decía en uno de los folletos que repartían. Por ejemplo, indica que Zamin Ferrous difunde que los yacimientos de hierro alcanzan los 2.500 millones de toneladas y que la explotación durará entre 20 y 30 años; en cambio, el movimiento afirma que en la propuesta que entregó a la Dinama “la empresa dice que el yacimiento es de 764 millones de toneladas y que el tiempo de extracción del mismo será de unos 12 años”.
El documento polemiza acerca del tamaño del área que será afectada y del consumo de energía, y afirma que la empresa no difunde, como detalla en el estudio de impacto ambiental entregado a la Dinama, que en la extracción utilizará 200.000 litros de combustible por día, 43.000 toneladas anuales de nitrato de amonio y poliacrilamida, que es una sustancia usada para la floculación que “puede originar cáncer, lesiones genéticas y del aparato reproductor”, aclaran. El listado incluye también versiones contrarias sobre el mineroducto, el uso de los recursos hídricos y generación de fuentes laborales, entre otros.
la diaria dialogó con Cristina Ramírez, una productora que vive entre Cerro Chato y Valentines, al noreste del departamento de Florida, y que integra el grupo de productores que se resiste al proyecto. Sobre el plan minero de Aratirí del grupo Zamin Ferrous dijo: “Siguen pidiendo campos, siguen cayendo cedulones, seguimos recurriendo ante Dinamige [Dirección Nacional de Minería y Geología] para que no entren cuando nos traen los pedidos”, sintetizó. Según la entrevistada, son más de 300 los productores que han presentado recursos para no autorizar los trabajos de prospección de Aratirí en sus campos.
Ramírez y su familia se dedican a la cría de ganado en un campo de 600 hectáreas. Señaló que además del pedido de prospección de Aratirí, otra empresa solicitó buscar oro en la zona, a lo que también se opusieron. “Tenemos que ser muy exigentes, yo no digo que no se explote y que no se saque la riqueza si es que está ahí. Lo importante es la forma como se haga, que sean cuidadosos”.
La Diaria, 6 de junio 2012.
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