Arrancar el velo de las mentiras Progres-neoliberales
La imperiosa necesidad de un nuevo paradigma
Ing. Agr Fernando Queirós Armand Ugón
Es necesario arrancar el velo de la mentira: lejos estamos del Uruguay natural. El país se encuentra a esta altura en un proceso de extranjerización y de degradación socio-ambiental progresivo, fruto, esencialmente, de la falta de voluntad política para implementar un modelo agroeocológico incluyente y participativo, con bases en una visión diferente del uso y conservación sostenible de los distintos bienes y servicios de nuestro ambiente.
Si un país no es capaz de alimentar a su propia gente, si depende del mercado mundial para la próxima comida, se coloca en una situación profundamente vulnerable frente a la buena voluntad de las superpotencias o las fluctuaciones del mercado. Por eso se utiliza el concepto de “soberanía”.
Como resultado de la aplicación de los principios agroecológicos se logra transitar hacia la soberanía alimentaria de un país
La soberanía alimentaria y la sustentabilidad están entre las más importantes prioridades, antes que las políticas de comercio.
En este contexto, ¿quién decide lo que comemos? La respuesta es clara: un puñado de transnacionales de la industria agroalimentaria que, con el beneplácito de gobiernos e instituciones internacionales, acaban imponiendo sus intereses privados por encima de las necesidades colectivas. Ante esta situación, nuestra seguridad alimentaria está gravemente amenazada.
“Un pueblo que no logra producir sus propios alimentos es un pueblo esclavo, dependiente… política, económica e ideológicamente".
La soberanía alimentaria y la sustentabilidad están entre las más importantes prioridades, antes que las políticas de comercio.
En este contexto, ¿quién decide lo que comemos? La respuesta es clara: un puñado de transnacionales de la industria agroalimentaria que, con el beneplácito de gobiernos e instituciones internacionales, acaban imponiendo sus intereses privados por encima de las necesidades colectivas. Ante esta situación, nuestra seguridad alimentaria está gravemente amenazada.
“Un pueblo que no logra producir sus propios alimentos es un pueblo esclavo, dependiente… política, económica e ideológicamente".
Un cambio hacia la agroecología
Urge hacer un cambio de la actual tecnología en la producción, hacia una agricultura con base en los principios de la agroecología, sana y sustentable, una producción agrícola que parta del respeto y del equilibrio con las condiciones naturales, la cultura local y los saberes tradicionales.
Está demostrado que los sistemas de producción agroecológicos pueden ser hasta más productivos, resisten mejor las sequías y los cambios climáticos y que por su bajo uso de insumos externos son más sustentables económica, ambiental y socialmente.
Ya no es posible sostener el lujo de consumir alimentos cuyos precios estén vinculados al petróleo, ni mucho menos dañar la productividad futura de los suelos por medio de la agricultura convencional-industrial, con grandes extensiones de monocultivos mecanizados y llenos de venenos y transgénicos.
La producción natural ha alimentado al mundo durante miles de años, y sin ayuda del gobierno. Porque, ya está bien claro, la agricultura convencional no es rentable. Está sostenida o subsidiada por fondos públicos. Los agricultores químicos o convencionales no sobrevivirían sin las ayudas gubernamentales (subsidios), si no véase lo que está pasando con la lechería, la ganadería, la horticultura, etc.
Está claro que se necesita un paradigma alternativo de desarrollo agrícola, uno que propicie formas de agricultura ecológica, sustentable y socialmente justa.
Rediseñar el sistema alimentario hacia formas más equitativas y viables para agricultores y consumidores requerirá cambios radicales en las directrices políticas y económicas que determinan qué, cómo, dónde y para quién se produce.
El concepto de soberanía alimentaria debiera transformarse en política agraria clave, ya que constituye la única alternativa viable a un sistema alimentario que depende de importaciones tanto de alimentos como de insumos y tecnología foránea y cara.
La función de la agricultura debe ser alimentar a la población, no la especulación monetaria. Por encima del beneficio empresarial está el derecho de las personas a la alimentación.
El país está hoy ante una encrucijada y tiene que elegir entre dependencia o soberanía alimentaria, entre biodiversidad o transgénicos, entre alimentos sanos y energéticos o contaminados con venenos, entre productores agropecuarios o agronegocios empresariales y entre soberanía territorial o extranjerización de la tierra.
En definitiva, entre una producción ambientalmente sustentable y socialmente equitativa o un modelo agroexportador industrial que ya ha demostrado ser social y ambientalmente destructivo.
Las respuestas a la crisis de alimentos, del clima, de energía y la financiera no serán dadas por la vía del mercado, sino por la construcción de un nuevo paradigma donde el uso racional de los recursos naturales pase a tener la centralidad en el futuro de la civilización.
En ese sentido, la agricultura familiar de base agroecológica tiene las condiciones para dar las respuestas consistentes y sustentables a los dilemas de la civilización. El modelo de agricultura industrial o convencional que hace uso del paquete tecnológico solamente profundizará dicha crisis.
Se ha convertido al mundo entero en una mercancía, y lo que no tiene valor comercial no sirve, no importa y es exterminado. Pero, como dijo el jefe indio Noah Sealth: “El hombre no tejió la trama de la vida; él es sólo un hilo. Lo que haga con la trama se lo hará a sí mismo”.
Rediseñar el sistema alimentario hacia formas más equitativas y viables para agricultores y consumidores requerirá cambios radicales en las directrices políticas y económicas que determinan qué, cómo, dónde y para quién se produce.
El concepto de soberanía alimentaria debiera transformarse en política agraria clave, ya que constituye la única alternativa viable a un sistema alimentario que depende de importaciones tanto de alimentos como de insumos y tecnología foránea y cara.
La función de la agricultura debe ser alimentar a la población, no la especulación monetaria. Por encima del beneficio empresarial está el derecho de las personas a la alimentación.
El país está hoy ante una encrucijada y tiene que elegir entre dependencia o soberanía alimentaria, entre biodiversidad o transgénicos, entre alimentos sanos y energéticos o contaminados con venenos, entre productores agropecuarios o agronegocios empresariales y entre soberanía territorial o extranjerización de la tierra.
En definitiva, entre una producción ambientalmente sustentable y socialmente equitativa o un modelo agroexportador industrial que ya ha demostrado ser social y ambientalmente destructivo.
Las respuestas a la crisis de alimentos, del clima, de energía y la financiera no serán dadas por la vía del mercado, sino por la construcción de un nuevo paradigma donde el uso racional de los recursos naturales pase a tener la centralidad en el futuro de la civilización.
En ese sentido, la agricultura familiar de base agroecológica tiene las condiciones para dar las respuestas consistentes y sustentables a los dilemas de la civilización. El modelo de agricultura industrial o convencional que hace uso del paquete tecnológico solamente profundizará dicha crisis.
Se ha convertido al mundo entero en una mercancía, y lo que no tiene valor comercial no sirve, no importa y es exterminado. Pero, como dijo el jefe indio Noah Sealth: “El hombre no tejió la trama de la vida; él es sólo un hilo. Lo que haga con la trama se lo hará a sí mismo”.
Agricultura Agroecológica – Orgánica en el Uruguay. Principales conceptos, situación actual y desafíos. Barg Raquel y Queirós Fernando. Rapal, enero 2007.
Agrotóxicos y transgénicos: las multinacionales marcan el paso. RAPAL Uruguay, Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina. María Isabel Cárcamo, Julio 2009.
Brasil: O maior consumidor de agrotóxicos agrícolas, Entrevista especial con Maria José Guazzelli Fuente:Instituto Humanistas Unisinos. Biodiversidad en América Latina y El Caribe
Canelones y el agronegocio sojero. Vecinos Invasores. Virginia Matos, Publicado en Semanario Brecha, noviembre 2008.
Desplazamientos involuntarios por los agronegocios en Uruguay. Patricia P. Gainza y Mariana Viera Cherro. Revista Biodiversidad Nº 61, julio del 2009.
Importación de Productos Fitosanitarios. Departamento de Control de Insumos. MGAP – DGSA. Uruguay.
La apicultura amenazada por la utilización de plaguicidas. Red por una América Latina libre de Transgénicos. Boletín 339. Portal Apícola, 29/09/08
La soja en Uruguay - La creación de un nuevo bloque de poder
Raúl Zibechi, junio 2008.
La supuesta democratización de la soja, Eduardo Rulli. Revista Biodiversidad, N° 61, julio del 2009.
Sojización y concentración de la agricultura uruguaya, Trabajo de Investigación. Pedro Arbeletche, Carolina Carballo, agosto, 2006
URUGUAY - EL “MODELO PROGRESISTA”…UN PAÍS a la VENTA
Ernesto Herrera y Juan Luis Berterretche. Junio del 2009.
Verdades ocultas sobre nuestra comida. Silvia Ribeiro, La Jornada, México, agosto de 2009
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