Bruselas - Los biocombustibles como el biodiésel de la soja pueden crear hasta cuatro veces más emisiones de gases del efecto invernadero que el diésel común o la gasolina, de acuerdo con un informe de la Unión Europea (UE) que fue dado a conocer ayer. |
La UE se ha establecido la meta de obtener el 10% de sus combustibles para transporte de fuentes renovables, principalmente biocombustibles, para fines de esta década, pero ahora está más preocupada por los impactos ambientales no deseados.
Cuatro estudios sobre el tema están en preparación. El mayor temor es que la producción de biocombustibles reduzca la disposición de granos en los mercados globales de materias primas, forzando alzas de los precios de los alimentos y alentando a los agricultores a talar las selvas para conseguir nuevas tierras.
La quema de bosques libera grandes cantidades de dióxido de carbono, lo que suele contrarrestar muchos de los beneficios climáticos a los que apuntan los biocombustibles.
El biodiésel de la soja norteamericana tiene un impacto ambiental indirecto de 339,9 kilogramos de dióxido de carbono por gigajoule, cuatro veces más el del diésel común, dijo el documento de la UE.
La Comisión Europea dijo que no había manipulado el reporte para esconder evidencia, sino que sólo había permitido un análisis más profundo antes de su publicación.
«Dada la divergencia de opiniones y el nivel de complejidad del tema se consideró que era mejor dejar el análisis contencioso afuera del reporte», dijo la comisión en un comunicado. «El análisis preparado bajo este estudio aplicó una metodología que para muchos no se considera apropiada».
El informe refuerza el creciente conjunto de opiniones que sugieren que los biocombustibles no son tan ecológicos como se pensaba alguna vez, incluso los biocombustibles más avanzados, de segunda generación, hechos con residuos de madera.
«Por tercera vez en seis semanas la Comisión Europea se ve forzada a divulgar estudios sobre los efectos climáticos de los biocombustibles», dijo Nusa Urbancic, de T&E, un grupo que hace campaña a favor del transporte ecológico. «Y por tercera vez esos estudios muestran que el uso de las tierras es el factor más importante a la hora de decidir si los biocombustibles tienen sentido o no», dijo Urbancic.
El biodiésel de la colza europea tiene un impacto ambiental indirecto de 150,3 kilos de dióxido de carbono por gigajoule, al tiempo que el bioetanol de la remolacha azucarera europea se calcula en 100,3 kilos, ambos mayores que el diésel convencional o la gasolina, de alrededor de 85 kilos.
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