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jueves, 15 de diciembre de 2011

Argentina: Las cooperativas apícolas dan pelea

14/12/2011 | El Campo Lei

 

Entre Ríos es la segunda provincia productora de miel del país detrás de Buenos Aires y fue una de las primeras en que bajo la forma de cooperativas los productores comenzaron a exportar sin intermediarios.

 

Este año se vendieron al exterior desde el Consorcio Apícola de Entre Ríos, que reúne a tres cooperativas, 30 contenedores. La actividad intenta recuperarse luego de cuatro años complicados por razones climáticas. El 2011 estuvo signado por la incertidumbre luego que un fallo judicial europeo afectara el precio internacional y que los compradores decidieran romper los contratos.

 

Según datos oficiales publicados en la página web del Ministerio de la Producción del gobierno de Entre Ríos, en la provincia existen más de 2500 productores de miel. La mayoría se ubican los departamentos de Concordia, Paraná y Federación.

 

Una de las características es que muchos de esos apicultores, organizados en cooperativas, exportan sin intermediarios a varios países del mundo. Así es que fue creado el Consorcio Apícola de Entre Ríos que reúne a las cooperativas de Paraná, Chajarí y Gualeguaychú, y a otros productores con el propósito de aumentar la escala exportable.

 

Este año, las cooperativas vendieron al exterior 30 contenedores. En cada uno caben unos 60 barriles de miel de 300 o 330 kilos netos de miel. Por lo tanto, se han vendido desde el Consorcio, en promedio, 567 toneladas. El número no es bajo en relación a los últimos cuatro años en los que las inclemencias del clima hicieron caer notablemente la producción. De todas maneras, está lejos de los 80 contenedores que se vendieron en 2008.

Interesado en conocer la experiencia del asociativismo y la exportación de miel en Entre Ríos el sitio web Dos Florines, dialogó con Facundo Rey, asesor en comercio internacional del Consorcio Apícola:

 

¿Cuáles son las características de los productores entrerrianos?


–Hay un gran movimiento cooperativista que arrancó con una primera oleada hace 10 años con vocación exportadora. En 2003 hubo un gran problema para la apicultura argentina que fue la crisis del Nitrofurano. Entonces, muchas de esas cooperativas empezaron a mirar el mercado externo porque los exportadores tradicionales no compraban más miel. En 2004, la Cooperativa Apícola de Paraná, gracias a una ronda de negocios en Rafaela, hace su primer contacto con Alemania y logra embarcar los primeros tres containers. A partir de ahí, se amplía la base de clientes. Nos dimos cuenta que necesitábamos vincularnos para aumentar la escala y nos contactamos con la Cooperativa de Chajarí, con la de Gualeguaychú, con otros grupos informales y con productores grandes y avanzamos a una escala más del asociativismo que fue la conformación del Consorcio Apícola de Entre Ríos.

 

–¿Cómo evolucionó esa experiencia?


En 2004 hicieron tres contenedores, en 2005 se llenaron 16 contenedores de exportación, en el tercer año se pasó a 45, en 2007 se completaron 70 contenedores. Se invirtieron 1.200.000 pesos y el PROSAP (Programa de Servicios Agrícolas Provinciales) premió la inversión y reintegró 400 mil pesos para volver a invertir. Las tres cooperativas tomaron créditos del Banco Nación. En la actualidad, el Consorcio Apícola Entre Ríos vende en Alemania, España, Francia, Marruecos, Ecuador, Japón. Ha diversificado sus clientes, según el tipo de mieles.

 

–¿Quiénes son los que consumen la mejor miel?


–Todas las mieles son buenas. La diferencia está dada por dónde va la abeja. Por ejemplo, la miel de eucalipto históricamente fue depreciada por los compradores de aquí porque tiene un alto contenido de humedad, es ácida, es de un gusto fuerte muy característico. Sin embargo, encontramos un cliente que pagaba más por esa miel. Se trata de Marruecos. Ellos hace 50 años sufrieron lo que sufrimos nosotros ahora con las papeleras de Uruguay. Europa le mandó todas las papeleras a Marruecos, entonces también le mandó las plantaciones de eucaliptos. La sociedad marroquí se acostumbró a la miel de eucalipto. En 2005 fuimos los primeros de Argentina en venderles y hemos mantenido la continuidad, a pesar que atrás nuestro ofertaron varios.

 

–¿Cómo es el proceso productivo que finaliza en la exportación?


–Hay distintas formas de trabajo. Hay productores que dejan que se junten todas las floraciones arriba de la colmena y extractan una vez al año. Hay otros que extractan ahora lo de la primavera. En esta zona tienen tambores de aguaribay, en el norte tienen tambores de citrus, en otros lugares de monte. Después vienen las praderas. Algunos trasladan sus colmenas. Esto depende de la zona y de las posibilidades que tenga el apicultor de hacer una, dos o tres cosechas. Eso es variable según la disponibilidad económica para poder afrontar un traslado con la esperanza de sacar más miel. La mayoría extracta para marzo o abril. Cuando un grupo junta 72 tambores busca vender. Hay distintos tipos de clientes: hay algunos que compran sólo de eucalipto. Hay otros específicos de miel orgánica. Otros de mieles claras. Otros de mieles oscuras. Hay otros para los que se puede mezclar 72 tambores de distintas mieles. No es el mismo precio. Nosotros trabajamos en la selección y clasificación. Tratamos de armar lotes homogéneos sin homogeneizar que sería otro proceso de industrialización. Cuando está la voluntad de vender, se coteja con los clientes del exterior. Se recibe una oferta y se hace una contraoferta. Si el productor toma la decisión de vender, se firman los contratos y se trabaja en lo que son los papeles para lograr poner el contenedor arriba del barco que es hasta ahí donde llega nuestra responsabilidad.

 

–Considerando la actividad del Consorcio Apícola de Entre Ríos, ¿cada cuánto ocurre este proceso?


–Por lo general hay tres momentos fuertes de venta. En enero, febrero y marzo, donde se venden las primeras mieles o mieles tempranas. Es una venta reducida porque son pocos lotes. Hay necesidad de venta para hacer caja y afrontar lo que se viene. En esta zona se cosecha la miel de chilca. En el norte, eucalipto. Para ese momento, los productores necesitan plata para entrar a la segunda etapa de la zafra. El momento más importante de venta es en abril, mayo, junio, julio. Por último, hacia fin de año quedan algunos lotes sin vender. Siempre está el que guardó para el momento del pico del precio, ya llegando al inicio de la otra zafra.

 

–¿Cómo está el precio internacional?


–El precio internacional estaba muy bien hasta principios de este año. Veníamos con un ascenso sostenido desde 2008 que arrancamos en 2,80 dólares el kilo y llegamos a 3,15 dólares promedio. Esto hasta el 9 de febrero de 2011 cuando la Corte Suprema de la Unión Europea a raíz de un juicio que inició un apicultor alemán a Monsanto dictamina que el polen es un ingrediente de la miel. Esto es un gran cambio porque hasta ahora el polen era considerado como un componente natural. Este fallo al cambiar ese concepto contraviene el código alimentario de la Unión Europea, y el de todo el mundo. Esto, a su vez, hace que se deba rotular la miel como un alimento hecho a base de transgénicos, lo que implica que el sector deba regirse con la legislación de transgénicos. Eso deprecia la miel que hasta ahora estaba considerada como uno de los últimos alimentos naturales. Por estas causas, en abril Europa toma la decisión drástica de no comprar más miel por posibles cambios en la legislación que afectarían a la calidad del producto. De todos modos, los clientes de Francia mantuvieron la palabra. De hecho, en las últimas semanas se embarcaron hacia ese destino contenedores desde las cooperativas de Paraná y de Gualeguaychú.

 

–¿Qué acciones se realizan para conquistar los mercados?


–El grupo ha participado en rondas de negocio organizada por el Consejo Federal de Inversiones, por la Fundación Exportar, por el Standard Bank, el Credicoop y distintas fundaciones que trabajan en la promoción de la exportación. Hemos gestionado también misiones inversas de negocios. Pedimos que vinieran algunos clientes puntuales. El gobierno en vez de pagarles a 17 apicultores, trae una persona a que mire nuestra producción, nuestro proceso, nuestro lugar, y vea cómo hacemos las cosas. Así conquistamos muchos clientes como el de Marruecos, el de Francia, el de Ecuador. Las misiones inversas de negocios fueron en 2005, 2006 y 2007. Desde el grupo también se ha participado de distintas ferias como en Apimondia 2007 en Australia, en 2009 en Francia y en 2011 en Argentina. También asistimos a Anuga, la feria más grande de alimentos de Alemania, a Sial en Francia, al Salón Gourmet en Madrid, a Alimentaria en Barcelona.

 

–¿Existe en el horizonte de posibilidades del productor local agregar valor?


–Si. El deseo de todo apicultor antes de comprar la primera colmena es llegar al frasquito. Lo que se necesita realmente, más allá de la infraestructura, es una fuerte decisión comercial. No vamos a poder pelear en Europa que es el gran consumidor. Más allá de eso, hay otros países y nichos más pequeños que sí podemos ir a pelear.

 

Fuente: Dos Florines – Franco Giorda

 

 

 

 

 

Ricardo Carrera

Blog: http://apiculturauruguay.blogspot.com/

 

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