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lunes, 5 de septiembre de 2011

Cuando el compromiso corporativo se hace miel

La manutención y el cuidado de colmenas de abejas se convierte en una nueva tendencia para motivar al cliente interno y producir en beneficio de la comunidad. Las claves de una práctica diferente en materia de RSE, que ayuda a reducir al estrés y a trabajar en equipo.

Por Emma Jacobs

A pesar de las fuertes caídas que sufrió en los últimos tiempos, la Bolsa de Londres (LSE, por sus siglas en inglés) no se rinde y apuesta por el crecimiento. Tanto que, en septiembre, contratará miles de nuevos trabajadores. Los nuevos reclutas, sin embargo, no son financieros, sino abejas obreras. La Bolsa londinense se convierte así en la última empresa en instalar colmenas en sus instalaciones.
Xavier Rolet, el CEO de la LSE, está entusiasmado con el proyecto. Él mismo cultiva abejas en la casa de su familia, en un convento medieval reformado, en la región de Provenza, en el sur de Francia. Ahora espera que, cuando la Bolsa de Londres reciba sus dos colmenas -las cuales albergarán 100.000 insectos-, el proyecto contribuya a cuidar una población frágil y decreciente y así a contrarrestar una preocupación creciente en América del Norte y en Europa.

A tiempo parcial
A principios de 2011, la Asociación Internacional de Investigación de Apicultura (IBRA, por sus siglas en inglés) relevó que los apicultores de los EE.UU. perdieron un promedio de 42% de sus colonias durante el invierno pasado. Las pérdidas en los tres inviernos anteriores oscilaba entre el 29% y el 36%. Generalmente, en apicultura se considera una pérdida de alrededor del 15% como aceptable.
La preocupación por la disminución del número de abejas ha conducido a un aumento de los apicultores a tiempo parcial, entre ellos un creciente número de empresas, que están haciendo su contribución para el mantenimiento de nuevas colmenas. 
Un ejemplo célebre es el de Vince Cable, secretario de Negocios del Gobierno británico, quien es un entusiasta de la apicultura y ha encabezado campañas para recaudar fondos para la investigación de estos insectos. 
Ahora, con su nuevo proyecto, la LSE espera incentivar a sus empleados a participar en el cuidado de las abejas. La Bolsa proporcionará trajes de apicultura para el personal. Además, parte de la miel obtenida se ofrecerá en concepto de regalo empresarial.
Nomura, un banco de inversión de origen japonés, prueba que la apicultura en las empresas no es una mera locura inglesa sino una prática que bien puede ser adaptada a otras culturas y entornos corporativos. Su sucursal británica tiene dos colmenas en la terraza de su edificio con vista al río Támesis. La iniciativa es parte de un proyecto que la entidad financiera desarrolla junto con The Golden Company, una empresa con fines sociales que ofrece cursos de capacitación para jóvenes. La empresa se encarga de cosechar la miel y, luego, venderla a los empleados del banco. Para la empresa, el proyecto ofrece una oportunidad de establecer sus credenciales medioambientales, y así "devolver algo a la ciudad", asegura Dominic Cashman, un ejecutivo de la compañía.

Un beneficio extra
Otro ejemplo es el de Martin Farrington, director de TI de The Future Laboratory, una consultora de investigación de mercado. La compañía le financió un curso de apicultura para que lo desarrolle en la empresa. "Para mi es un beneficio extra, como el acceso al gimnasio. Ahora no puedo esperar a llegar al trabajo". 
David Geer, director General de Warren Evans, un minorista de mobiliario doméstico, adquirió dos colmenas que fueron ubicadas en el taller de la empresa, al noreste de Londres. "Quería motivar a los empleados con algo diferente, que fuera divertido y no sólo de trabajo", dice el empresario. "Es relajante y te absorbe de lo que sucede alrededor. Tenés que moverte lentamente y pensar cuidadosamente con el fin de no molestar a las abejas", concluye.



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