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domingo, 31 de mayo de 2009

Los apicultores en el mundo por Giles Ratia presidente de Apimondia

Los apicultores en el mundo

Comunicado en las conferencias de prensa en París el 24 de abril de 2009 y en Bruselas el 27 de abril de 2009.
Promover el Congreso Apimondia 2009, Montpellier, Francia, 15 al 20 de septiembre de 2009.

Varios documentos se dieron en las conferencias de prensa en París y Bruselas, el siguiente al de Gilles Ratia, Presidente del Congreso de Apimondia 2009.

La abeja en el mundo... y con nosotros!

Una gota de miel es lo mismo en Grecia, Guatemala y Papua? Sí y no!

A pesar de un conocimiento ancestral de los secretos de la vida de las abejas, a pesar de la globalización de las ideas, gustos y prácticas a nivel mundial, es sorprendente que el arte de la apicultura tiene todavía tesoros de la diversidad. Enfoques y las soluciones varían en función de la cultura, botánica, clima, economía, tecnología, comercio, y lamentablemente en este triste tercer milenio, también teniendo en cuenta los riesgos debidos a la contaminación y los cambios drásticos en la naturaleza.

La miel apasiona, los apicultores apasionados

Nuestra famosa gota de miel será clara como el agua en el corazón de Hungría, ébano negro como en el monte kurdo, de oro deseo en las pampas argentinas, o incluso blanco como la nieve en las colinas vietnamitas. De hecho, los néctares de acacia, flores, trébol, o ricos litchis ofrecen las variedades de miel, no sólo de color sino también en el sabor, los tipos de cristalización, o en lo terapéutico. De hecho, en todas las latitudes, en el norte de Escandinavia a Tierra del Fuego, o a través de los oasis del Sahara, encontramos no menos de cuatrocientos diferentes mieles mono florales que son un venero para los amantes de las abejas, a sabiendas de superar el miedo a las picaduras.

Si los cazadores y forestales de miel en la República Democrática del Congo, apicultores escaladores en los acantilados de Bhután, api recolectores en lo que queda de la selva de Borneo, los aficionados en los Alpes austríacos o trashumantes empresarios en la carretera principal de Estados Unidos, todos están bajo la influencia completa de la extraordinaria complejidad y la actividad de la colmena. Sin pasión, no hay ejecutor... Con un perfil psicológico similar sea cual sea el continente, el rey del ahumador está cerca de la naturaleza, individualista, ambientalista y con la frecuencia suficiente como para completar el retrato, en una desbordante inventiva. La superficie del Museo del Louvre es apenas suficiente para contener todos los sistemas, las artesanías o el perfeccionamiento de materiales, el estar dispuesto a hacer el trabajo más fácil en los colmenares, o para cuidar de los productos de miel de abeja. Desde la jaula de bambú para el transporte de la famosa reina de las abejas hasta el sistema electrónico capaz de dar información remota a través de un celular profesional sobre los progresos de la miel, de las cadenas de la extracción de miel de acero inoxidable a las normas ISO, la gama de materiales de información sobre la diversidad, sino también la moderna sofisticación de un reciente comercio agrícola, paradójicamente, sigue siendo muy, muy cerca de la naturaleza. Los productos de la colmena, miel, polen, jalea real y propóleos, son de una increíble riqueza y puede realmente ser etiquetados como “nutracéuticos”, debido a las propiedades terapéuticas que se conocen. Asimismo, ¿Y sin más no son profesionales de la salud interesados en la apiterapia?

Nuestra gota de miel viaja a través de los mercados internacionales.

Más de una cuarta parte de la producción cruza a través de las fronteras para la gran alegría de nuestra curiosidad y nuestro paladar...! Dependiendo de los esfuerzos gubernamentales, las actividades de desarrollo de las ONG, de la legislación de protección de los consumidores y, sobre todo las condiciones climáticas cada vez más irregulares, hacen que las producciones y las exportaciones sean fluctuantes. Muchos apicultores sufren las duras leyes de comercio internacional. Este último punto supone la decadencia de la profesión que pone en peligro un sector que además en los últimos años sufre una tasa de mortalidad inusual de las colonias de abejas.

Si durante siglos la desaparición del 5% anual de de las colonias fue la norma biológica, el actual 40% en algunas partes del mundo más allá de toda comprensión es evidencia que la abeja, como un bio - indicador se ha convertido en una “alarma de advertencia”. Que debe conocerse y entenderse este mensaje bajo pena de una grave crisis futura para la humanidad. Nada menos que eso! No hay que olvidar que cuando la abeja da un euro al apicultor, brinda también una media de 15 euros a los agricultores, los cultivadores de árboles, jardineros y cultivadores de mercado dentro de un radio de tres kilómetros alrededor de la Colmena. De hecho, con la polinización, las abejas del mundo representan el 80% en la vida sexual de las plantas, que representen al menos el 15% de nuestra dieta. También no hacer caso omiso de la obra colosal y aporte a la naturaleza: miles de millones de miles de millones de abejas, incansables y generosas, mantienen la biodiversidad, día tras día, silenciosamente, sin pedir nada. Sin ellas...

Pero cuidado, las abejas se están muriendo. Provocado por el debilitamiento de las colmenas, el síntoma de la desaparición de las abejas, la pérdida de sus colonias se convirtió en insoportable para algunos profesionales y se esta temiendo lo peor para el rendimiento de los cultivos. Gran pregunta: ¿qué pasa después? En principio los honestos intelectuales sostienen que todos somos responsables! El envenenamiento por armas de destrucción masiva que son las nuevas generaciones de pesticidas neonicotinoides de alta persistencia en el suelo y en la negligente acumulación de tratamientos anti varroa que dejan residuos en la cera de las colmenas, el adoptar el comportamiento de la avestruz sobre los riesgos de la contaminación del aire debido a las nuevas tecnologías de comunicación (como lo hicimos siempre con el amianto, por ejemplo), o la información proporcionada en relación con la increíble pérdida de la dieta de las abejas con el deterioro de la biodiversidad, (cada vez más “desierto verde” alfombran los campos), es hacer caso omiso de los problemas planteados por la sobre - alimentación artificial de las colonias o de su trashumancia repetitiva, empujando la idea de que el agua, principalmente de la escorrentía recogida por nuestros queridos insectos es cada vez más contaminada, sin más, contra la progresiva invasión de nuestros campos de cultivos modificados genéticamente (auto producción de insecticidas + desconocido impacto del polen modificado sobre el metabolismo de las abejas), no incluidas en las posibles sinergias potenciales entre todo lo que ha sido descripto, es cierto que el fenómeno anormal de muertes de colonias de abejas siguen persistiendo. No olvidemos jamás: “... sin ellas!

La mayoría de los científicos, sin compromisos y financieramente independientes, afirman que el hecho de la desaparición de las abejas son el marco de un problema multifactorial en el que participan al menos una docena de posibles razones, todos cuestiones del “progreso” y los avances de nuestras civilizaciones. El todo sirve, sin que haya una explicación existente. Estamos en presencia de un complejo de factores y sinergias donde las jerarquías difieren de un hábitat a otro, de una región a otra. Aquí el papel de los plaguicidas son mayoría en los hábitos e intereses económicos importantes (creo muy firmemente en la Europa occidental), también falta de formación en el tratamiento de nuevas enfermedades y parásitos de abejas (África y el Himalaya), en estudios de aceites esenciales de tomillo y orégano ¿Y qué diré de la línea de trabajo en China sobre las abejas americanas sustentadas a dosis de isoglucosa y antibióticos?

Soluciones, aquí, ahora, urgentemente!

Antes de “la” crisis, los apicultores hicieron todo lo posible para eliminar las causas propias debidas a sus prácticas. Pero son los factores exógenos el principal problema. Y principalmente entre ellos la excesiva utilización de plaguicidas, la puesta en el mercado de nuevas híper moléculas tóxicas (menos de 50 gramos por hectárea son suficientes para realizar una “matanza”) y el uso de las nuevas tecnologías de difusión como en semillas. Los plaguicidas fueron hechos para matar. Nuestras abejas no se escapen, por desgracia.

Es urgente que los gobiernos, las ONG, los organismos federados como Apimondia, los actores mediáticos y especialmente USTED debe entrar en el inconsciente colectivo la importancia del papel de este frágil insecto que es nuestra querida abeja, que vive del néctar y polen de las flores, pero no resiste los diferentes venenos sobre ellas.Nuestro futuro reside en una agricultura racional, “sostenible” a modo de utilizar una palabra, pero lo más importante: en el desarrollo de estándares de prácticas de “biodiversidad”.

El Congreso de Montpellier, cuyo tema es “La abeja Centinela del Medio Ambiente”, contribuirá a la necesaria toma de conciencia. De modo que en cada mesa familiar, tanto en la profunda Etiopia o el emergente Uruguay, o en la poderosa China o la calma Finlandia, pueda seguir recibiendo la famosa gota de miel…

Gilles Ratia
Presidente del Congreso Apimondia 2009, y Consultor Internacional de Apicultura
contact@apiservices.com
www.apiservices.info
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